Emergen las hojas
de las verdes ramas,
como mi amor creciente
que por ti reclama,
como un sorpresivo beso
que tu boca me regala,
enciendes mis deseos
con tu figura mojada,
como duele la distancia
y el tiempo que nos separa,
el calor nos circula,
la pasión nos inflama,
mis besos recorren con ternura
la blanca pradera
en la que tu ombligo destaca,
y esta oscura tormenta
que sin piedad nos ataca
terminará en la mañana
cuando nuestro amor soleado
nos ilumine la mirada.
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