Un viaje al cielo celeste,
donde los corazones en nube
van de oriente a occidente,
tú y yo impacientes,
locos por descubrir regiones
más allá de lo evidente,
enamorados e inconscientes,
escuchando tu voz cual deleite
que enloquece mi mente,
juntos luchando fieramente
contra el reprochable viento
que congela el ambiente,
y mi calor inserto cual ensamble
que encaja perfectamente,
en tus atizados befos
que succionan lentamente,
y el silencio del placer consumado,
y el ósculo caluroso en tu frente.
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