Un calor sofocante
que al razonamiento apaga,
y emprende rienda suelta
devorándote como plaga,
deseos de miradas desafiantes
que con nada se comparan,
corazones enamorados
que más allá del alma llegan
devorando y marcado la senda
dirección a tu piel
que generosa brindas en ofrenda,
manos que inspiran
delirios de grandeza,
labios que se abren
para sentir la carnal dureza,
divina pasión
por la que los cuerpos se entregan,
dale al plebeyo amor
la corona de la realeza.
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