Eres un libro abierto
el conocimiento eterno
que mi corazón llena,
y es aquella tu dulce voz
como la devoción
que las montañas mueve enteras,
deja que un rayo del sol
en colores pinte
tu rostro de muñeca,
deja que mis cálidas manos
con devoción recorran
tu escultura corpórea,
si estoy contigo no importa
que trompetas del cielo
anuncien la destrucción de la tierra,
si tu corazón late
emocionado entre mis brazos
todo valdrá la pena.
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