Deleitas a la mirada
con tu abundante rojura
tan natural en ti,
tus coloridos pétalos
como labios conjuran
el amor sin fin,
haces que te adoren los campos
y de rodillas los hombres
se declaren en tu jardín,
haces que se doblen las voluntades
y solo te piensen en consentir,
pero, ¿y si no es así?,
baña con sangre
tus enconosos tallos
que para cuidarte están ahí,
que si no te merecen
encontrarás en este mundo
otro mejor para ti.
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